sábado, 31 de diciembre de 2011

El brindis del chivazo.




Dentro de un burdel y sin disputas
una noche de juerga
medio a pija, bailando con las putas
se encontraban seis hijos alegres padrotes.

Bailaban y tomaban con descaro
y en medio del relajo aterrador,
de vez en cuando se oía el disparo
de algún hediondo pedo tronador.

Los ojos denunciaban la tristeza
los rostros denotaban amargura,
y a pesar de las putas y cerveza
la sala estaba tétrica y obscura.

¡Que se brinde por algo! exclamo Rosa,
que de las putas fue la más sabrosa;
solo comparada con Dora
La puta mamadora
ambas alegres bulliciosas,
decían:¡que se anime esta noche de jodarria!!!

La idea fue aceptada: ¡Sí, brindemos!
¿Por la mujer?, eso ya es muy pendejo,
mas, ¿por qué?, por los culos, ya los vemos;
además es brindar como los viejos.

Una voz varonil dijo de pronto:
¡Por la verga, compañeros!
Ya que por saciar instintos fieros
me he portado con ella algo inhumano.

Brindemos porque ella crezca,
que nunca la doblegue ningún mal,
porque de ella jamás desaparezca
su arrogancia y hermosura sin igual.

¡Bravo!, dijeron todos,
inspirado por tu verga has estado;
y hablaste pura mierda sustanciosa.

El turno es de este cabezón adinerado
que fama tiene de coger y lo cojan parado

“Bebo y brindo, clamó el interpelado,
por mi arrugado falo que ya empieza
a sentir de su trabajo la dureza,
y no quiero decir que está cansado,
pero a veces hasta le duele la cabeza”.

¡Por mi pito!, que cuando hay motivo
quisiera erguirse como ayer altivo
y a pesar de mi furia, ¡qué tristeza!
ni tan solo un instante se endereza.


Yo brindo, dijo Juan, por esta verga,
que dio para Minerva
un torrente de leche llenadora,
y por esa mujer que por mi verga llora.

Brindo porque mi verga con esmero
llegue entre sus piernas al agujero
fragante y exquisito que ahí guarda
una mujer ingrata,que al negármelo, me mata.
Pero que hecha los chuchos…tan divino….

Porque duerma con ella entrepiernado
y me deje besar, aunque de lado,
sus piernas que me causan embelesos;
vamos, porque cada noche que se escapa
siempre deje el pisto en la gaveta.

Siguió la tempestad de obscenidades,
como que gente sin educación hablara
y a ninguno de ellos importaba
referir todas sus chabacanadas

Se brindó por el pene, por los huevos y las putas
por las sabrosas frutas
que a probar aún no han dado las doncellas
por las pajiadas de los verdes años
que han venido a tornarse en desengaños.

Sólo faltaba un brindis, el de Alejo;
de aquel mantenido viejo
de ojos apagados y sin brillo
aquel que sin ambages declaraba,
que sólo ambicionaba
hacerle a las putas la mamada.

Por todos secundado, alzó la copa,
y ante la fiebre loca
de compadres con verga de jumento,
desabrochose la bragueta
y dijo así con lastimero acento:

“Yo brindo, compañeros, por la verga,
más no por esa que puede en una noche
de dos litros de leche hacer derroche,
no por esa que os hace ver la gloria
cuando estamos sobre una puta pobre
echándole muy adentro nuestra escoria.

¡Yo no brindo por ella! compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
¡Yo brindo por mi paloma!, por la mía,
por la que fuera delicia de mi tía,
que siendo honesta y fría,
acabo dándome ambos agujeros.

¡Por mi verga, compañeros!
mi verga que ya nunca se me para
ni pasándola por nalgas ni por piernas
!por mi pene!, convertido en pedazo de pellejo
y por este pendejo, ya bien viejo….

¡Por mi verga!, tan bien amada
que en un tiempo feliz fuera muy fuerte,
y hoy me obliga a dedicarme a la mamada
eternamente… hasta la muerte.

¡Por ella brindo yo!, dejadla quieta,
dejadla que detrás de la bragueta
ande oliendo de mi culo la cagada.
¡dejad mi lengua que trabaje ahora,
dejad que encuentre consuelo en la mamada!

Por mi verga feliz cuyas hazañas
de fino joder probó alegrías,
y hoy marchita se esconde entre las nalgas
flácida, fea, arrugada y fría.

El Chivo viejo calló; ningún acento
profanó el sentimiento
que en el tétrico ambiente aquel flotaba,
pues cada quien en su interior pensaba:

¿Tendré que dedicarme a la mamada?