jueves, 8 de agosto de 2013

El tío chepe.


Mi mamá se vino a la capital después del terremoto de Chinameca y jucuapa allá por los 50's era oriunda del oriente del país, y junto a su mamá y hermanas se habían radicado en Santiago de Marìa, pueblo al que ibamos con ella religiosamente las navidades, semana santa y fiestas de agosto, siempre me llevaba y cada ocasión quedó guardada en mi memoria, pues era un cambio radical de ambiente, las zonas urbanas son muy diferentes a los pueblos.

Allí supe y conocì a mi tío chepe, conocido en su pueblo natal como “el gallo ronco”, el último hijo de mi abuelita Soledad y el único varòn. Mi tío chepe creció entre hembras y fue consentido en extremo, supe por unas fotos colgadas en las paredes en donde aparecia con una ametralladora, que había estado en el cuartel de La uniòn y después hèroe en la policía de hacienda, durante la guerra de las 100 horas.

Mi tío era muy alegre, cuando yo era pequeño y llegaba al pueblo siempre me recibía contento y siempre andaba inquieto, entraba y salía de la casa, casa de bahareque, con sus horcones, su hornilla y el olor a leña quemada, en donde vivían todas las hermanas y mi abuelita, junto con la mujer de mi tío y sus hijas.

El era muy reconocido en el pueblo como dicharachero, jodiòn, algo malandrincito y muy camarada, de esos que comparten penas y alegrias afin de aligerar la carga de la vida de limitaciones y pobreza.

Anduvo como muchos provincianos venidos a la capital y con pocos estudios realizando cualquier tipo de trabajo con magros resultados. Siempre esperando el loteriyazo para agarrarla al suave y hacer lo màs gustado, “estar en la esquina del parque contando chistes, mofandose de otros, poniendo apodos, cuentiando a las cipotas y rascandose los coyoles”.

Cuando pasa esta historia habìa estudiado para àrbitro de futbol y se habia acompañado por segunda o tercera vez, criando unos cipotes, siendo ya èl mayor, vivia en una zona marginal cerca del Estado mayor, calle a Santa Tecla al occidente de la capital.

Era zarco, ojos amarillos, piel blanca y pelo canche, o castaño, como muchos de los Machuca de San Buena Ventura, de estatura mediana y complexión delgada. Muy dado a la broma ligera, simpático y jodedor, nunca le vi enojado, excepto cuando durante una semana santa, se iba a batir a machetazos con algún borracho (lo cual era muy frecuente para esas fiestas) y todas las mujeres de la casa se le prendían llorosas y afligidas, para que no saliera de la casa con su machete ensogado a su muñeca, lo cómico que de alguna manera, en medio de los jalones y lloriqueo de las mujeres, se logró soltar y quedó libre para ir a darse con su corvo, y al quedarse solo, volteaba a ver y con la mirada pedía que lo agarraran de nuevo y asì gritarle al otro a travès de la puerta (ni maje que afuera!) que no lo iba a machetiar porque las mujeres que incluía a su mamita, hermanas, mujer e hijas, no lo dejaban salir, porque si no.... quien sabe... bueno, cuesta explicar escribiendo la escena, digna de carcajearse. 

El caso no paso a màs, pues el boracho pendenciero se aburriò de esperar a su contrincante que cansado de safarse de las mujeres prefiriò no salir.

Así era mi tío, robaba gallinas, y presto a negocios peleados con la honradez, sin llegar a la delincuencia judicial, visitante asiduo del billar del pueblo y chivo de las cinco putas del mismo, la agarraba calmado, pero buen amigo y si te podía bajar te bajaba, siempre era perdonado, porque era bien simpático, eso sì sin vicios.

Contaban que cuando estuvo en la policia de hacienda, lo ponían a vigilar un carro que pasaba con un contrabando, la posta la hacia en el parque centenario, de alguna manera había arreglado que a la hora que pasaban los delincuentes, él se les escondía y se iba a beber cafè al mesòn donde vivia su hermana, es decir mi mamà, para que no lo vieran y poder hacer su trance. Eso le costó la baja deshonrosa la primera vez de ese cuerpo policial.

Despuès de algun tiempo fuè perdonado y logró entrar de nuevo al cuerpo policial y en un exceso de aplicación de la ley, en una ocasión con su pareja de patrullaje, agarraron a un joven borracho y pendenciero. A éste pobre lo molieron a culatazos, amarrado se lo llevaron al coronel de guardia, con tal mala suerte que el joven resultò hijo del coronel. Dicen que hasta enfrente del oficial le pegaron de patadas, - ¿mire mi coronel, este hijueputilla se la lleva de machito!!---sin saber que era familiar del viejo. 

Adiós!! de nuevo de la milicia.

El conflicto con Honduras y el llamado de la Reserva del ejercito, presentò de nuevo la oportunidad de incorporarse y asì tuve conocimiento que estuvo en el frente de Nacaome, peleando la corta guerra de las 100 horas, recuerdo que a su regreso ademàs de presentar una flacidez de cadaver viviente, tenia todo el cuerpo lleno de picadas de zancudo; las historias de la guerra que contaba fueron memorables pues incluian la vasta y productiva imaginaciòn del tio chepe, para deleite de todos los cipotes.

Durante el conflico civil de nuestro paìs, parece que estuvo en los servicios especiales del S2 de la policia de hacienda, nunca supe exactamente sus funciones pero creo que eran tenebrosas.

Un par de veces que platicamos, habia cambiado su forma optimista y risueña por una actitud y argumentos de la guerra de containsurgencia y la guerra sucia que conlleva y que se realiza desde los servicios de inteligencia dentro de los recintos de los cuerpos represivos, mal llamados de seguridad.

Sin embargo, el tio era fantàstico, y la ùltima pasada que compartimos, fuè en el pueblo, para la muerte de su mamà es decir, mi abuelita, alli estaba el tio chepe, como el varòn de la familia, usaba una chumpa negra, tipo judicial, sombrerito y todo y ademàs portaba una pistola nueve milimetros que escondìa con algun recelo pero que se aseguraba que todos vieran que la portaba.

Pues como es costumbre, se realizò la velaciòn y el cortejo funebre, èste, iniciaba en la casa de la difunta y se caminaba hasta el cementerio, asì todas las mujeres lloraban la muerte de Soledad, que incluia hijas, nietas, bisnietas y asi mismo varones con el mismo grado de consanguinidad, ademàs todos las amigas y amigos acompañaban a los deudos.

La situaciòn se puso interesante cuando se llegò a la fosa y se colocò el ataud en el fondo y los sepultureros empezaron a palear la tierra, allì comenzò la acciòn de algunas hijas del tiò de quererse tirar al hoyo en medio de gritos y alaridos, y otro grupo de mujeres impidiendo tan arriesgado y dolorosa acciòn, en medio de la gran bulla y lloriqueos, màs bien, alaridos de todos y todas, el tiò chepe, se me acercò y muy serio y parco me dijo :- tenèmela, dàndome en el acto, la pistola que portaba.

Lo siguiente fuè lo impactante, còmico, de pelicula o como se quiera llamar: viene el tiò y se lanza al hoyo gritando y llorando por la abuelita, de una manera escandalosa, armandose la grande pues las mujeres se le prendian y èl las empujaba abriendose paso para tirarse y “morir” en medio de alaridos de dolor con su mamà, despues de varios minutos y que los sepultureros terminaron de llenar con tierra la tumba,todo volviò a la calma.... 

Luego el tìo me ubico entre la gente y me pidiò el cuete, muy parco y sereno a lo cual accedì de inmediato, completamente anonadado por lo que acababa de pasar.

Bueno asì eran las cosas...

A los pocos años, el tiò supo que yo estaba trabajando y me propuso un negocio, el de comprar una moto, que recien habia adquirido. 

Pensando en que podia ganarme la vida como cobrador decidì invertir mis ahorros de dos cientos colones ($24.oo)para enfrentar el reto de hacerme motocilista.....sin pensar en el huevo que me habia metido....

No deje de leer la proxima historia :  "La moto"
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