miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL AMOR DUELE.




Casi se ahogaba la tarde, yo deambulaba por donde fue el Cine Popular (el pulgoso), donde recuerdo que vi “Trapecio “, con Toni Curtis. Luego fue remodelado y le llamaron Cine Libertad, recuerdo que allí presencié un concierto de Pablo Casals, ese virtuoso chelista, durante uno de los cuatro o cinco festivales de Música Clásica que se celebraron hace muchos años.
Sobre la 6avenida, costado poniente del ex cine y frente al zaguán de una pensión, llamada Hospedaje,  que sirve principalmente para ser usado por ratos por las prostitutas que deambulan por el parque Libertad  y aledaños, casi todas señora cuarentonas y donde la clientela es generalmente formada por bolos, viejos obreros y algún campesino que ha sido seducido por la calentura del sexo. Unos dulces y chicles organizados sobre una pequeña mesa de madera era su pequeño negocio, a cora, a cora, me dijo contenta, de miel, de eucalipto y la típica sabrosura de menta.
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       Esta pendeja siempre sigue con su marido, aun cuando le da verga!!!., comentaba casi a gritos y continuó  : por eso le digo que deje al cerote ese!!!, luego preguntándome con la mirada y levantando la vista dijo : - no cree usted maitro? 
      
      Bueno le dije, con un acento fingido de intelectual “ a veces una relación se vuelve violenta” y los reencuentros son bien intensos. Un círculo vicioso que termina en la cama– Pero este maje, cada vez que el pendejo se pone a verga la cachimbeya, a mí me gusta el tapiz pero no soy bélica.
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           Te gusta tomar?, pregunte. – De volada me contestó, no, es paja, continuó, tirándose una carcajada.

Tiene una figura regordeta con características indígenas, los brazos cortos y andar cazcorvo, casi síntomas de enanismo, pues andará por el 1.40 o 1.50 mts. de estatura, la cara denota una vida llena de esfuerzo y dureza, rondará los 30 y la juana. Pero además, me llamó la atención que estaba llena de tatuajes hasta donde la vista permite, manos y brazos entintados,  los únicos que se podían apreciar, unos artísticos otros curiosos. 


 Al principio tuve pena hablarle con confianza, pues uno no sabe… si ya lo están venadiando para ponerle la peche trini, que ahora puede tratarse de un mortero (pistola) y pegarle el susto del año y con un poco de mala suerte el viaje a tocarle las sandalias a San Piter. Además mi plante de alemán me delata.

Con algo de valentía comencé a hablar con ella de las cosas más triviales y cotidianas, pero tratando de descifrar una leyenda tatuada en su brazo, sin buenos resultados.  Ya con un poco de confianza le pregunte: - que dice el tatuaje?, dije. Y ella escondiendo  su brazo me dijo : - “el amor duele”, sonrojándose. 

Para aminorar la verguenza y queriendo ser gracioso, le tarareé la canción de los 70, LOVE HURT, ella se rió y acentuó con su cabeza, denotando que la había escuchado antes.

Luego me retiré no sin antes desearle buenas fiestas,  al momento se acercó una de las varias señoras que ejercen el oficio, con aire intrigada, como pensando que ondas??. 
Ella le comentó, es que me pregunto que decía el tatuaje, a lo que la otra aprobó. Luego me fui corriendito, pues ya estaba llamando mucho la atención.

Camino a casa, meditaba, ¿que mueve a una persona a hacerse un tatuaje que diga “el amor duele”?

Vienen a mi mente esas pasiones desenfrenadas como la victima del maltratador que comentaba cuando nos conocimos. 
Que pasiones amorosas pueden convertirse en dolores, dolores del alma, profundos, malditos.   

Ennegrecidos por el poco placer que aportan y que luego se convierten en amos de nuestras voluntades y déspotas de lo que no debemos hacer, pues nos daña, nos lastima, causa un montón de dolor (como la canción).

Esas pasiones donde el ser amado se convierte en un icono de todo los pensamientos morbosos, los celos, la alegría que da estar juntos, las peleas, el sexo desenfrenado. En un torbellino sin rumbo de amor y sufrimiento, pero que simultaneamente hacen que le sintás sabor a la vida, auque sea amargo.

Luego introspectivamente, le preguntaba al chino (al otro yo) que me duele?, que me lastima, que me causa dolor?

 Y apareció la injusticia, la injusta manera en que están distribuidos los bienes entre los humanos, el dolor que sienten algunos en vivir, vivir como una pena eterna, con la escasez, con el hambre como acompañante de todos los días, santiguados en el frio matutino que inspira a tanto poeta pero que para muchos de mis hermanos constituye fuente de dolor y sufrimiento. 

El hambre no saciada, que dolor me provoca pensar en que mientras escribo muchos niños y niñas se fueron a dormir en lechos improvisados, en el suelo y con hambre. Eso me duele.

Pero ¿será amor?

Duele la pobreza de la mayoría, donde sus poseedores son usados en campañas politiqueros y los llenan de falsas promesas, todo por los votos que posibilitarán que los políticos de carrera vivan como reyes ( no me refiero al exquisito reyes), duele ver esos cuadros tristes de las principales calles de la ciudad inundadas de hermanos que duermen bajo los portales o sobre las aceras, viejos y jóvenes, mujeres y hombres y que su vida es un constante sufrimiento.

Duele la cultura nacional tan inocente, tan virga,, tan desmemoriada, tan aleanada, tan olvidada de los gobiernos. Duele su ausencia en los actos, duele en la pena de no tener cultura propia, duele que se alabe y magnifique lo de afuera y lo interno se ofenda, se satirice y sea objeto de burla. Duele el poco apoyo al artista nacional.

Dueles los niños trabajadores, explotados, del sol a sol  vendiendo chuchulucos, comiendo fuera de las horas, maltratados, golpeados, alquilados por el día,  y lo peor los que son explotados sexualmente, angelitos que no conciben ni entienden como partes de sus cuerpecitos, son usadas para satisfacer bestiales deseos sexuales.

Duele las leyes de protección ambiental, tan ajenas a la realidad, tan complacientes con los depredadores,  llenos de inconcebibles posturas al respecto de nuestra madre tierra. Duelen que no se haga nada  mientras se destruye nuestra vida, con complacencia de esas autoridades.






Duele que los ricos no paguen impuestos, esos hermanos bendecidos por su herencia, trabajo o inteligencia que viven en la opulencia  disfrutando de lo que la vida moderna ofrece, duele que no tengan conciencia y que evadan y eludan los impuestos modestos  enmarcados en nuestro sistema tributario, duele que prefieran dar mordidas y no retribuyan lo que dios les ha facilitado. Duele la dureza de su corazón.

Duele que las mujeres sean maltratadas, esas nietas, hijas, madres, esposad, hermanas que son laceradas y lastimadas por todo tipo de violencia, desde la verbal hasta la que atenta con sus vidas, duele que el machismo haya hecho de nuestra patria su refugio y duele que todos en forma cómplice hagamos ojo pacho para no ver esa tremenda injusticia con nuestra hembras.

Duele el amor, duele la vida, duele, duele…..

“El amor duele igual que los tatuajes solo que los tatuajes duran para siempre”


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