jueves, 18 de mayo de 2017

LA PASADA DEL VIEJO CONTADOR y LA MASAJEADORA




LA PASADA DEL VIEJO CONTADOR ENAMORADO DE LA MASAJEADORA
 
Siempre salía por las mañanas, esperando que al fin el apartado postal, o el buzón electrónico tuvieran un aviso de empleo, o una entrevista, pero ya sus cincuenta años pesaban en un mercado laboral donde casi siempre se exige no mayor de treinta ( y con amplia experiencia). No obstante y sin embargo era una buena excusa para lucir su camisa blanca, su corbata aun pasada de moda y su bien planchado pantalón obscuro, cincho, pañuelo de impecable blanco. 

A pesar de su amplia experiencia como Contador General y los altos puestos y responsabilidades que había desempeñado en sus trabajos, ahora, eran difícil, la crisis nacional e internacional, así como la inestabilidad política dificultaban la obtención de empleo, sistemas modernos de computación, hojas electrónicas inteligentes, no lo habían podido desplazar, sino su edad, triste realidad. 

Los hijos ya habían migrado y la esposa tuvo que irse para la Europa, necesitada de servicios de servidumbre y cuidado de viejos, eso unido a una conducta derrotista, bañada de alcohol, pleitos de celos, infidelidades, derrota económica, perdida de estatus social, en fin, se había quedado solo y sus inquietudes personales y profesionales se veían opacadas por la carencia y la frustración.

 Todavía la posesión de algunos activos, créditos abiertos y cierta solvencia, para irla pasando le acompañaban e iba transcurriendo su vida mejor que la mayoría de gente. 

Era una morena cuyos ojos color miel resaltaban en un rostro estilizado, y como era frecuente en el salón la aplicación de tintes de diferentes tonos, la mostraban rebozada y radiante, en esa ocasión lucía un color castaño claro que le resaltaba aún más sus ojos, dando la impresión de una princesa egipcia, esa princesa de Java que cautivó a Salomón, cual sentada en sillón reclinable le adosaba una imagen aristócrata, de una realeza exuberante rodeada de palmeras Su estatura era arriba de lo normal y con los tacones, bien llegaba a medir los 1.80 cms, al ambiente solo le faltaba el mameluco con la cola de avestruz y los músicos tocando la cítara.  

 Dejó volar su imaginación y se vió en medio de aquél ambiente oriental, quedó inmediatamente impresionado y porque no decirlo, unido a la soledad, la inquietante melancolía, y vacio de amor, enamorado a primera vista.

La veía con frecuencia cuando bajaba por la 3era. Cerca del cine METROPOLIS, a pocos metros del diario LA CRONICA GRAFICA, donde abundaban, los negocios de cortes de pelo, tintes, manicures, rayitos y algo escamoteados o subrepticios los masajes reductivos y relajantes, que eran sesiones donde se practicaba y ejercía el negocio y oficio más antiguo.


 Conforme paso el tiempo y tuvo que vender el perol, para continuar viviendo, pasaba a pie por el local, y a veces casi se atrevía a solicitar el corte de pelo, solo por acercársele, pero lo impedía, su costumbre ancestral de que este tipo de servicio siempre lo había satisfecho con el fígaro tradicional, su amigo de añales, donde sus citas de corte de pelo y barba, eran mezcla de terapia mental, ceremonioso y cuidadoso a lo cual estaba acostumbrado y veía demasiado amariconado y poco varonil el que una mujer le cortara el cabello.

 Sin embargo, un día perdió la pena y se sometió al corte de pelo, con la joven, el cual fue diferente a la costumbre y al fin pudo conocerla, sentirla cercana, quedando conectado y locamente enamorado, tanto que de allí en adelante fue visita frecuente todas las semanas y hasta dos veces por semana. 

Con el paso de las sesiones peluqueriles, le preguntó acerca del servicio de masajes relajantes, a lo cual le respondió que ese servicio se hacia adentro de la casa, a lo cual accedió, previo a negociar el precio de dicho  servicio.

De allí en adelante....

Fueron momentos maravillosos, época de amor, cariño, sexo fantástico, se sentía renovado, la esperanza había renacido, su habitual melancolía se había transformado en una permanente paz, alegría, que la mezclaba con lágrimas de felicidad en la obscuridad de su alcoba, sobre todo cuando recordaba esas manos acariciando sus miembros íntimos, con  maestría de un painista interpretando un nocturno de Chopin o un concierto de Rachmaninoff.

 Fueron noches de alegría, gozo, bebidas moderadas, bailes, confidencias, una verdadera unión de espíritus, Dios existe, se decía a sus adentros, valió la pena recordaba.

 Fueron  cada vez más frecuentes esos encuentros que poco a poco entrelazatron sus vidas privadas, llegando a confundir los encuentros puramente eróticos, con la amistad, el amor, el deseo y la ausencia. 

Todos esos encuentros eran financiados por préstamos a sus amistades, o con los prestamistas de la colonia, al módico 10.

Vida de madre soltera, sufrida y maltratada por un marido que le pegó dos cipotes, y desapareció como vino, en medio de una madurez acelerada por la maternidad, muy dada al amor y a la entrega, además cariñosa, complaciente, sabia escuchar y comprender todas las hazañas, cualidades, incomprensiones, que los clientes llegaban a compartir a la sala de masajes, razón por lo cual le iba bien en dicho oficio.

Además el viejo le contaba deslealtades que había soportado, ella, por su parte, le alimentaba el  ego, resaltando su sabiduría y capacidad amatoria (y mamatoria), lo cual era parte del servicio.


El viejo, si alguna vez tuvo una defensa a evitar la penetración de su ser intimo, ésta fue completamente abatida por la comprensión y complacencias de la bella y joven mujer.


Víctor el joven marido, perteneciente a una de las pandillas más importantes, no se andaba con chiquitas, le gustaba la vida fácil, poco para las bebidas y drogas, pero muy dado al lujo, vestir bien, gastar, consumir, vivir su momento.
Gran amante, que tenia dominada a la joven, física y sicológicamente, además en más de alguna ocasión, cuando no llegaba el dinero suficiente, la golpeaba y amenazaba, teniéndola encausada en una relación de dependencia sexual y terror masoquista, amor y muerte en combo.

Víctor ya la había convencido y habían planeado el secuestro y posterior robo al viejo, ella lo había motivado que para gozar más tranquilamente de su amor, debían dejar los moteles y mejor iban a ir a una casa de una amiga, donde podían disfrutar de sus momentos de amor sin la presión del tiempo y la molestia de los empleados, así que lo convenció de ir a otra parte distinta del motel acostumbrado a gozar el idilio.

 El maitro en sus sueños de enamoramiento, más trastornado y dundo que un nuégado había dado la impresión muy eficiente y creíble-pues manejaba bien los números- de poseer no solo propiedades sino tarjetas de débito y crédito con límites atractivos de más de tres mil dólares.

 Además de ahorros, dos casas, rancho en la playa, nunca  le dijo que era un pobre desempleado, que eran sueños de poder y gloria, magnificados por su encule y entuturutados en la mezcolanza del sueño y la complacencia.

 Un viernes se fueron en un taxi, pasaron comprando comida y bebida para lo que sería una noche exquisita de amor y lujuria, después llegaron cerca de Soyapango y cuando entraron a la casa, la sorpresa que allí los estaban esperando los muchachos Víctor y compañía, los cuales inmediatamente procedieron según el plan trazado, que era: obligar al maitro a sacar todo el dinero de las tarjetas y todo lo de valor que el había pregonado que poseía.
La noche estaba joven y procedieron con los métodos pertinentes y adecuados a cumplir su misión.

Víctor y sus compañeros al ver que ni con los golpes ni torturas hacían hablar al viejo, ni aparecían los pines para sacar los montos de las inexistentes tarjetas, tomaron la decisión de quitarle la vida, pues no podían correr el riesgo de que los denunciara y sobre todo a ella.

 Acto que hicieron con precisión y rapidez, aunque a estas alturas el viejo ya no sentía nada pues ya le habían destrozado toda la cara y fracturado todos los dedos. Creyci le cortó la yugular.

 Luego les quedaba el problema de qué hacer con el cuerpo, pues aunque, vivía solo, alguna compañera del salón, o algunos meseros los podían relacionar, además los habían visto salir juntos y abordar el taxi.

 Consiguieron un sierra para metal y procedieron a cortar el cuerpo en pedazos, lo cuales fueron tirando en la quebradas de San Salvador, Apopa y Ciudad Delgado, la cabeza carcomida por los zopilotes fue encontrada en el Puente Malespín del barrio Candelaria, la pierna izquierda otrora trazadora de la famosa chilena apareció en el rio Tomayate de Apopa y así por estilo.

 Las autoridades no tuvieron conocimiento del hecho.

 Un día martes soleado,  esquivando los mares de gente que se agolpan en el centro de la ciudad y después de poner un aviso clasificado en LA CRONICA Grafica, queriendo vender la refri, lo último que le quedaba de la casa en la colonia Atlacatl, el licenciado Marenco, la vió y quedó prendido con esos ojos color miel alargados que hacia juego con el corte de pelo en capitas sobre sus descubiertos hombros y el color de cabello rubio que usaba esa bella mujer-similar a la cantante rubia de ABBA-  que ofrecía servicios de corte de pelo y que parecía una diosa sentada en un sillón reclinable.

Inmediatamente registró sus bolsillos a ver si andaba los dos pesos, para sentir esas preciosas manos dispuestas a cortar los pocos pelos que todavía le quedaban…







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