miércoles, 22 de marzo de 2017

El calor del hogar y la prisa.

Siempre cuando empezaba a obscurecer y a la salida del trabajo, se cruzaba con su pickup la carretera a Sonsonate a la altura de ciudad mujer, de un lado a otro, sorteando el arriate y calculando la velocidad de un posible vehículo de carga, que viniera por la carretera, y que pudiera golpearlo, pero él, con su máquina era avezado y audaz.

Y es que este pick up era vergón, motor 2000, marca japonesa, año 1986 de los que de veras eran picups.  Lo había adquirido a toda prueba, baratiere, pero con una fuerza, un jalón que dejaba atrás a cualquier carro nuevo, el color negro con rayas plateadas le daba el plante.

¡Puta!, que cachimbón todo lo que se ahorraba tirándose el arriate en lugar de ir a dar la vuelta a 2 kilómetros, restando por lo menos cinco minutos del viaje y con el ahorro subsecuente del gas, así llegaba más temprano a su casa donde lo esperaba su esposa y sus dos hijitos.

Encender la PIONEER, un músico de rock y lo demás solo ir pendiente y abusado de no tener algún indeseado accidente, entre tanto conductor irresponsable. 

Y es que el turno, había estado pesado, un par de regaños de parte del Gerente, unos conflictos con los operadores, esos que no entienden fácilmente de las técnicas del control estadístico de la calidad. ¡cómo cuesta que entiendan¡., siempre la disciplina, hastiado de disciplina. 

 Si, trabajaba en la fábrica de bebidas, ya hace seis meses, oficial de control de calidad, posición y sueldo que le permitía poseer un vehículo y trasladarse desde Soyapango a Ateos y viceversa, todos los días.

Que sensación más placentera, ahh si supieran en el barrio toda la cherada, la aventura en una carretera de alta velocidad como la que lleva a Sonsonate. Las rectas a velocidad de crucero, las curvas con ruidito de fórmula 1, sonreír con sorna a los buseros, toda una emoción cotidiana, mañanera, reconfortante.

Finalmente, había logrado conseguir un empleo digno, todo lo que había aprendido de las normas ISO, puestas en práctica, los reportes, la campana Gauss, coeficientes, etc.  

Pensaba, mientras manejaba, comprar esa Tablet que tanto quería su esposa y empezar con el hijo mayor a enseñarle algunas técnicas de la informática, ya que en el parvulario iba muy bien según la opinión de la maestra en la última reunión colegial.  La niña por su parte, linda y alegre, con todas las cualidades de su madre, pensó en la sonrisa con que siempre lo esperaba.  

Todo presagiaba una cálida bienvenida, una cena reconfortante, dormir a los niños, en fin, tranquilidad total.

Luego pasó Lourdes, y ya llegando a la bifurcación que va a Santa Ana o a San Salvador, divisó una figura femenina con un niño en brazos. 

Pensó, como se arriesgan en carreteras de alta velocidad, andar caminando, solo se percató de la mujer de unos treinta años y el niño de brazos, chis!!, pensó con ese vestido se parece a mi mamá, cuando era joven.

Miró el velocímetro y comprobó que la velocidad era de 80 k por hora, - vamos bien- se dijo, llegaré como a las 9 de la noche.

Un grupo de niños caminaba a la orilla de la carretera, todos con uniforme escolar, muy ordenaditos y alegres, como cuando él estudio en el kínder Madre Teresita, del barrio Concepción. Muy bellos recuerdos, le trajo aquella imagen.

Manejar de noche, le gustaba sobremanera, pues, la quietud, la falta de claridad, los semitonos de las casas, las sombras y claros obscuros de las orillas, los árboles convertidos en grandes monstros por la penumbra, paisajes que, siempre le llamaban a reflexiones acerca de la vida y los retos que enfrentaba.

Como a 100 más. Después de pasar por unas fábricas de postes, divisó una figura masculina que le hacía señas como de saludo..., quizás quiere raid, pensó, pero es muy peligroso, tanta delincuencia.  
Conforme se acercaba fue aclarándose la silueta y fijándose que era un joven como de catorce años, bueno, dijo casi se parece a mí, ve!!, una camisa como esa tenía en esa época, tanto que me gustaba, imitación Lacoste color azul, casi la misma que tenía en esa época, luego acercándose más notó que el joven también vestía un bluyín con ese que con tantos sacrificios le compró su mamá cuando tenía 14 y que nunca se lo quitaba, a todas estas cavilaciones el joven le saludaba, cuando llegó a 25 metros notó que el joven era igualito a él y le sonreía con esa sonrisa que practicó muchas veces frente al espejo, esa que perfeccionó para conquistar muchachas, esa, casi infantil y eterna....vió otras figuras…y sintió…..

 Las noticias del diario del día siguiente, decían:

 Muere joven ingeniero, cuyo pick up fue embestido y arrastrado por un tráiler que transportaba hierro y materiales de construcción en la carretera que de Sonsonate corre a San Salvador.
El motorista del cabezal, no se dió a la fuga y quiso ayudar a la víctima, esperando la ambulancia de la Cruz Roja.  


Posteriormente sus declaraciones, fueron que de súbito se le interpuso el pick up color negro y el no tuvo tiempo de frenar...

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