martes, 26 de noviembre de 2013

Las promesas de los candidatos.



Son las infaltables, en todo discurso de proselitismo electoral, las ponen bonitas, como domingueras, las maquillan, las ensalzan, las multiplican, en fin, las promesas electorales forman parte de la cultura y cada candidato en su propio estilo, las destila, las derrama, las regala a más no poder y llena el ambiente de toda clase de promesas. Unas dicen que viviremos en el paraíso, que habrá empleo para todos, que bajarán los impuestos, etc.etc. 20080129180604-promesas-electorales.jpg

Su ámbito es todo la media: tvs, internet, diarios, periodicuchos (ya saben cuáles), radio, etc.
Las promesas constituyen la base para ganar votos y de esa manera los candidatos las repiten hasta el cansancio, sabiendo que buena parte de ellas quedarán en eso: promesas.

Desde los tiempos de conciliación de los cuales tengo memoria, la cultura de las promesas electorales fueron el plato cotidiano de las campañas, medio me acuerdo de la de Sánchez Hernández (Tapón), la cuales fueron rellenadas con tela a granel con el logo de las manitas, cocinas, y víveres que le regalaban a la pobrería de los barrios capitalinos y que marcaron el hueso duro e incondicional del oficialismo, es decir: “meter la idea del asistencialismo del gobierno, no involucrarse en la política y el famoso “sino trabajo no como””.

NO debe olvidarse que tapón le recibe a Julión, Julio Rivera, que fue un presidente popular y populista, querido y recordado, con su Harley davison paseando por todo san salvador, sin “guaruras”, ni caravanas.

Luego viene Molina, Arturo Armando, ex IN, un poco bruto, “campesinos de campo” y otras pasaditas célebres. Este tenía una forma de venderse a través del gobierno móvil, en cada pueblo que llegaba, a la entrada le ponían un niño de brazos, luego caminaba chineando hasta la plaza en donde la infaltable “viejita” lo abrazaba, él andaba con el gabinete (no olvidar que el ministro de Agricultura, fue don Enrique Álvarez Córdova), y así en cada pueblo ofrecía lo mismo: Una cancha por semana, el chorro que en todas partes falta, el puente invisible aun en el siglo XXI y toda clase de sueños irrealizables.  

Paralelamente el Ing. Duarte poseía también su retahíla de promesas, que iban en el sentido de justicia, trabajo, educación y salud para todos. Le precedía una aureola de éxitos al frente de la alcaldía de san salvador. El loco Duarte, tenía buena labia y conmovió a muchos guanacos, tanto  que despertó muchas esperanzas. El PC había como siempre intrigado e integrado fuerzas de oposición en un amplio espectro: pescados, rosados y rojitos, aun cuando la fuerza principal era el ciudadano de la llanura.

Luego de todos los acontecimientos tristes y violentos del 72, el pueblo heroico y valiente salvadoreño!! (se lee bonito, vea?) se encontró de nuevo en medio de un mar de promesas, por el oficialismo del gral . Romero, chaparro como yo y más bravo que una chinchintora, ofrecía progreso, paz (de los cementerios) y trabajo. Por otra parte siempre con la UNO (unión nacional opositora) el coronel Claramont, hombre con gran carisma, prometiendo justicia, educación, salud y bienestar en general. Aquí el fraude fue perverso y descarado. Urnas llenas de votos del PCN, sustituían a las legales. Don KURY  y otros fósiles del PCN, hablaban de tamales refiriéndose a los votos chabela.

Despúes del golpe, en donde nos recetaron otra sinfonía de promesas, llega la DC, experto en la paja y se presentan elecciones, en donde aparece ARENA. Dicen que ganó dawison pues su retórica era de gran pegue y motivadora en contra de los “sandías”, pero que la embajada que queda en Santa Elena, no permitió que llegara mi mayor.

De allí las promesas de cristiani que hablaba que el cincho de los pobres ya no tenía agujeros  para apretarse. Ese salío vergón, pues reprivatizó los bancos y se quedaron él y los cercanos para después de un tiempo venderlos. 

Calderón con el estribillo que una persona que nace pobre no tiene porqué permanecer pobre y todo tipo de pajas, nos clavó el IVA y eliminó los impuestos para los ricos.

Chorro de humo, no merece ni siquiera que lo mencione, pues fue más listo y mejor compró los votos de los excombatientes para ganar la elección, además se la pusieron bien chiche con el dundo.

Saca y las mujeres que nunca estarían solas.

Mauricito y la fábrica de empleos.

  En fin, promesas y más promesas.. la sal de las campañas políticas.
 
Pero veamos las actuales: el partido de oposición promete que va a hacer un albergue para pobres en la actual casa presidencial, bueno así como prometió el metro bus, le parece fácil prometer lo imposible.
En resumen, las promesas son eso, y los ciudadanos medianamente informados no deben orientarse por las promesas sino por las posibilidades de ejercer el poder para mejora la vida de las mayorías, se debe releer la historia y encontrar el hilo conductor del proyecto como un todo, aun cuando haya frustración y rabia por algunas actuaciones de algunos (los menos) políticos.

La derecha política, para nombrar la opción, aun cuando a mi gusto, se llamarían los neo liberales, ya no tienen que ofrecer, pues el proyecto se agotó al vender la mayoría de los bienes del estado y promover el famoso vaso rebalsante que nunca lo vio el pueblo. 
Ahora lo único que ofrecen son idean absurdas, risibles, que no aguantan el mínimo análisis, es un destello de demagogia, ya que sus principios no le permiten visualizar y mucho menos encaminar acciones a una democracia más real y participativa.

El proyecto de la izquierda es bien modesto en el sentido estricto, obstaculiza que las fuerzas sociales se desenvuelvan, que no prolifere la lucha social sino remedos o pincelazos de bienestar con justicia. No contemplan mecanismos democrativos como las reformas constitucionales convenientes que incluyan el plesbicito o el referéndum.

También usan la demagogia para convencer al votante, pues mucho de lo que prometen es imposible de realizar dentro del contexto local e internacional que es el que finalmente condicional de la problemática interna en los aspectos: politico, -económico y social.

Los ciudadanos medio pensantes e informados tienen que comprender que votar por el neoliberalismo va atrasar más la velocidad de desarrollo, por más que lo medíatico presente lo contrario. Los medios, los plumíferos a sueldo y algunos representantes empresariales, los cuales no representan a la mayoría, están patinando defendiendo lo indefendible, en un anacronismo, lleno de ideología recalcitrante e intolerante. No visualizan que el mundo exterior cambia y ha cambiado, las fuerza exteriores determinan lo interior, guste o no.

 Esas posiciones son capaces de mandarnos al matadero, así como la vecina Honduras, en donde no se respetó la voluntad popular y para acabar de joder, el oficialismo va a provocar una guerrita con El Salvador para unir las voluntades internas provocando la muerte de muchos inocentes de ambos bandos. Ojala me equivoque.

Pero volviendo a nuestras elecciones, aunque la izquierda no lleva al mejor candidato, el proyecto sí, se sostiene en el tiempo y con los ajustes adecuados y convenientes, se puede abonar al mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría. 

La pobreza y la exclusión son los mayores enemigos y hay que combatirlos de todas las maneras posibles.

A través de la educación, salud y medidas que procuren empleo y una vida austera pero digna.
 

A las promesas no hay que hacerles caso, hay que votar por el proyecto progresista.

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